Como no podíamos salir hasta un poco más tarde por el tema
de la ropa (Rober la dejó en la secadora y cuando fue a por ella habían cerrado
la puerta) aprovechamos para dormir una horilla más, que la verdad es que nos
hacía falta. Mi resfriado parece que ya está pasando definitivamente, y el de
Rober no ha llegado a aparecer, así que por ese lado, todo bien.
Después de recoger y preparar las cosas, marchamos hacía
nuestro siguiente destino, las Waitomo Caves, unas cuevas muy famosas de la
isla norte de piedra caliza, con kilómetros y kilómetros de serpenteantes
grutas a cada cual más espectacular. Se puede hacer rafting por los ríos
subterranos, descenso de barrancos, visitas a cuevas especialmente bellas… y la
que más nos llamó la atención, un paseo en barca por un río subterráneo para
ver unas cuevas llenas de una especie de luciérnagas que están en el techo. La
verdad, no sabíamos si iba a ser un poco timo o no, porque era bastante caro,
no te dejan hacer fotos y las que había en la página web parecían super
retocadas.
Nada más lejos de la realidad. Es una de las experiencias más increíbles
que hemos vivido nunca. No tengo palabras para describir la belleza del sitio y
los encantos del paseo en barca, alucinante. La cosa consistía en una visita
por una cueva muy grande con un guía que te iba explicando la formación de la
misma y el ciclo de vida de los glowworms (que así se llaman los bichos en
cuestión). La cosa es que el señor que nos lo explicaba, era lo más freak que
hemos visto. Con su gorrito y su panza cervecera, no paraba de hacer chistes y
poner banda sonora mientras caminábamos por las grutas totalmente en silencio. El
hombre era la polla! Y mira que con ese acentazo Neozelandés costaba entenderle
algunas cosas… No se pueden hacer fotos, así que os dejo las de su web, que se
asemeja totalmente a la realidad.
El caso es que la parte chula de la visita es cuando
descendemos (bastante) hasta un río subterráneo y nos montamos en una barca,
que el mismo señor va moviendo con unos cables que tienen para tal efecto. Hay
que decir que no se oye nada, pero nada nada en la cueva, solo algunas gotitas
cayendo del techo hasta el agua, y además te piden que estés en silencio, con
lo que el efecto es bien chulo. Cuando avanzamos un poco, empiezan a aparecer
los gusanos con luz. Cientos no, miles, millones, en grutas cada vez más
grandes. Da la sensación de estar viendo el cielo estrellado, con luces
verdosas, como leds informáticos. Es alucinante. Eso, unido al silencio y a la
belleza del espectáculo, hacía que se nos pusieran los pelos de punta de la emoción. INCREÍBLE.
Después de esta visita que nos dejó tan buen sabor de boca,
tocaba hacer unos cuántos kilómetros más hasta llegar hasta nuestro siguiente
destino. Uno que tanto a Rober como a mi, nos hacía más ilusión. Mariposillas
sentíamos en el estómago sabiendo que nos acercábamos a HOBBITON, en la
Comarca, al escenario natural donde han rodado El señor de los anillos y
recientemente El hobbit. Hay que decir que el camino hasta la granja es
espectacular, con unas montañas verdes y unos valles kilométricos, llenos de
vacas, ovejas, llamas, avestruces y diversas especies de granja a ambos lados
de la carretera. Un
gustazo conducir así!
Ya allí pagamos la entrada –bastante cara, 130 dólares los
dos- que previamente había reservado por teléfono-, un poco temerosos de que
nuestra visita fuera a estar pasada por agua porque estaba cayendo la del
pulpo. Afortunadamente la fortuna nos sonríe una vez más, y cuando pillamos el
autobús para llegar hasta las localizaciones se va la lluvia y aparece un sol
fulminante que nos alegra la visita. (merece la pena que ampliéis las fotos)
Otra vez, tenemos una guía muy simpática (afortunadamente a
esta mujer se la entiende perfectamente), que nos va explicando que escenas se
rodaron en que sitios, que problemas tuvieron durante el rodaje, como
encontraron las localizaciones… en fin, nada que no supiéramos porque somos muy
frikis del tema.
Pero chicos, tengo que deciros que la sensación de estar en
la comarca es total. Han construido todo Hobbitón realmente, no es un escenario
de cartón piedra, es de verdad, y con la misma estructura que se ve en las
pelis. El puente por el que Gandalf entra, el Dragón Verde (que estaba en obras
porque lo están convirtiendo en un bar de verdad!!!), la casa de Sam y Rosie,
la explanada de la fiesta con el enorme arbol, la colina de bolsón cerrado, la
casa de Bilbo y Frodo. Todo, todo, todo está donde tiene que estar., Además,
tuvimos la INMENSA suerte de cómo habían terminado de rodar hace poco, nos
hemos encontrado todo tal y como estará en la peli, las puertas pintadas, las
macetas llenas de flores, los huertos con hortalizas plantadas… sólo faltaban
los hobbits para que la sensación fuera brutal. Incluso grabamos una tontería
para un mini-corto que vamos a hacer… ¡va a ser la caña! Y las fotos que hemos
hecho… uffff, solo cuelgo una porque se tarda mil aquí en subirlas, pero cuando
estemos en casa las subiré todas al Facebook. INCREÍBLES!!!
En fin, con una sonrisa en la cara y con uno de los mejores
días que hemos pasado, decidimos conducir los 150 kilómetros que
nos separan de nuestro siguiente destino para no tener que madrugar tanto. Lo
encontramos sin problemas, es Rotorua, una ciudad pequeña famosa por sus
piscinas termales, su templo maorí y su zona más famosa, Wai-o-tapu, que son
unos paseos entre piscinas volcánicas de miles de colores –por los sulfuros y
demás porquerías-, que dicen que huele a podrido pero que es super bonito, y además
tiene unos géiseres impresionantes. Os mantendremos informados.
Eso si, que sepáis que antes de irnos a dormir, nos han
dicho en recepción que ellos aquí en el Camping tienen también unas piscinas
termales calientes. Ni cortos ni perezosos lo primero que hemos hecho ha sido
ir corriendo a ellas, aunque hacía un frío bastante curioso. Las piscinas han
resultado ser una verdadera gozada. La sensación de estar pasando frío, y
meterte en una piscina caliente caliente es… uffff, todavía me dan escalofríos
al pensar en el placer que sentimos. Y no solo eso, la piscina era para
nosotros solos, al aire libre y además con unas vistas del cielo alucinantes
(nunca había visto un cielo tan claro y con tantas estrellas!!!). En fin, no
pudo acabar mejor el día.
P.D. Una ración de cosas curiosas que estamos descubriendo
en Nueva Zelanda.
1- La
gente es increíblemente amable. Todos te sonríen, te dan los buenos días, se
despiden con un “have a good day”, te ayudan si te pierdes, etc. Por ejemplo,
para volver del centro de Auckland hasta nuestro camping tuvimos que preguntar
a un autobusero, con el bus lleno de gente. El tío miró nuestro mapa, lo estudió,
nos dijo donde teníamos que ir y donde bajar tomándose su tiempo. Nadie nos miró
mal (al contrario, nos sonreían!) y llegamos perfectamente. Intenta preguntar
lo mismo a uno de la Blasa, a ver que te dice!!! (y esto va por Ana, que hasta
la cierran la puerta en la cara en Principe Pío). Otros ejemplos: una camarera
vino corriendo casi medio kilómetro a buscarnos porque se nos había olvidado la
bolsa de la cámara en la silla, la gente cuando te ve con la caravana te
preguntan de donde eres (todos flipan con que seamos españoles!), donde vas, y
siempre te dicen que lo que vas a ver te va a encantar. Una gozada.
2- Los
supermercados tienen comida muy, muy rara. Casi todo preparado, y de marcas rarísimas,
y las cosas con sabores muy extremos. La coca cola es muy dulce, la fanta
naranja es… demasiado naranja, el tomate frito parece que tiene azúcar a porrón…
Eso sí, hemos hecho cuatro descubrimientos comestibles que tienen que llegar a España
YA. Las pringles sabor vinagre, los doritos salsa, los kit-kat rellenos de
leche y unas galletas de chocolate y menta que están para morirse.
Tenemos más cosas curiosas, ya las iremos poniendo. Sed
buenos!!!
2 comentarios:
Ay q pasote!!! Me ha encantado la cueva!!! Tiene q ser espectacular!!! Y Hobbitton flipo, me encanta la foto y parece q hasta es grande en extensión! Quiero ir a Nueva Zelanda y q los blaseros me amen!
P.D. Traerme Doritos, es el único vicio q tengo!
Es que Hobbiton es ENORME!!
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