lunes, noviembre 13, 2006

La he cagado, pero bien.

En mi vida, como todo hijo de vecino, he conocido mucha gente, muchísima. Muchos de ellos, la mayoría, no ha merecido la pena. Aún así, y contándolas con los dedos de la mano, he conocido determinadas personas que me han marcado, que siempre me alegraré de que se hayan cruzado en mi vida, y que puedo decir sin temor a equivocarme que "las quiero".

Este fin de semana la he cagado bien con dos de ellas, por ser un puto bozacas de mierda, metí la pata hastas el fondo. Nadie más que yo sabe como se pasa en esos momentos, y me hierve la sangre, me tiene en ascuas pensar que he sido el causante de ese "dolor" a estas personas de las que hablo.

Lo siento, nadie en el mundo, excepto esas dos personas, lo siente más que yo. Sólo espero y haré lo que pueda para intentar que esto no acabe así.

En este mes ya he perdido a un gran amigo (aunque en esta ocasión sin saber porqué), y estoy muy dolido por ello, y más aún teniendo que verle todas las semanas y casi convivir con él... sin saber que ha pasado, y un malito porqué. Al menos ahora si lo hay, y puedo actuar en consecuencia.

Sólo deciros que de todo lo malo siempre sale algo bueno, y lo digo por experiencia propia, como sabéis. Aquí estoy, para lo que necesitéis.

Y a tí Rober, gracias por estar a mi lado, eres más de lo que nunca jamás habría podido imaginar tener y amar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soy quique..Te leo de vez en cuando... pa ver que sigues vivo y tal... hoy me he animado a saludarte y a hacer una breve reflexión con toda mi mejor (o peor) intención.
Al hablar de amor en sentido amplio parece que siempre pensamos en nuestra capacidad o méritos para ser amados por los demás. Esto nos lleva a que en ocasiones descartemos de nuestras vidas el que no nos ama, o parece que no nos va amar, o peor aun, el que no exterioriza entusiásticamente nuestra pasion por nosotros. Así, tenemos claro que somos merecedores de amor, y cuando no lo recibimos como esperamos, caemos enfermos de una tristeza atroz.
No nos damos cuenta, que el amor se consigue dando, entregandose, no estando al acecho de quien me da a mi, no buscando el intercambio y el tu primero. A nadie atrae la tristeza y el perrito lloron sino es por compasión, cruel compasión.
Todos tenemos conocidos que irradian alegria, felicidad y entrega. Es con ellos con quien queremos estar, es de ellos de quien nos enamoramos. Si salimos a la calle buscando alguien que nos quiera, volveremos a casa cada dia mas desconsolados. Si buscamos una gran amistad, quizás primero tendremos que demostrarnos a nosotros mismos que podemos tener amigos. Si no queremos que la mayoria de los que conocemos pasen por nuestras vidas como unos capullos, quizás tengamos que esperar menos de ellos y más de nosotros mismos y de nuestra capacidad para dar... el recibir ya vendrá solito.

Anónimo dijo...

No sé quién será ese Quique, pero está claro que el Quique palmense no. Besoteeee

Zarzaparrilla dijo...

Vaya, una MUY buena reflexión... y bastante cierta además. De todas formas, yo he encontrado el amor de mi vida, el verdadero, el de para siempre. Y créeme, al principio, en los inicios, yo daba bastante poco. Las primeras semanas, dejé que todo viniera a mí, y ya cuando me dí cuenta de lo que tenía, fué cuando abrí los ojos y dije ¡¡coño, que lo que estás buscando desde hace años lo tienes delante de tus narices, cógelo!! Y vaya si lo he codigo, y no lo pienso soltar... NUNCA.

Por cierto... y perdoname en estos momentos por las horas, pero a parte del quique-manolo, no recuerdo a ningún otro me temo... ¿quién eres?